lunes, 19 de enero de 2009

Protestas de judíos ortodoxos contra el sionismo

Siguiendo con el tema de Israel, hoy toca hablar de algo que mucha gente desconoce: La existencia de facciones de judíos ortodoxos que rechazan abiertamente la política sionista del estado de Israel. Estos personajes llegan incluso a quemar públicamente banderas de Israel, acto que sería considerado el colmo del antisemitismo si no fuera por el hecho de que quienes queman la bandera no sólo son judíos, sino que además son judíos que se toman muy en serio su propia religión.







Estas facciones de judíos ortodoxos han participado en diferentes manifestaciones contra los bombardeos de Gaza durante las últimas semanas. Es cierto que son una facción minoritaria dentro de este movimiento religioso, sin embargo, ahí están, con representación en varios países. Resulta sumamente interesante esta entrevista realizada al rabino neoyorquino Dovid Weiss, que recomendamos leer y que ilustra, entre otras cosas, su visión del judaísmo y el sionismo. En ella hay algunas frases que llaman mucho la atención:


La agresión permanente de los judíos, en guerra perpetua contra sus vecinos no-judíos, es inmoral. Han creado organizaciones judías que pretenden controlar a los pueblos, a las naciones y a las otras religiones, con el pretexto de defender los intereses judíos. Pero, en realidad, son ellos los que los ponen en peligro.

Escuche, los sionistas influencian a los gobiernos. Los llevan a conducir guerras y a organizar embargos en función de las eventuales consecuencias para Israel. Y los políticos estadounidenses son sometidos a presiones o amenazados con toda clase de calumnias si no son suficientemente leales... ¡a Israel!


A través de la arrogancia contra los no-judíos, los sionistas han revelado su insensibilidad hacia sus vecinos y su total desdén por sus derechos humanos. Así alimentan el antisemitismo y exasperan los espíritus. Vale decir que los sionistas necesitan el antisemitismo.


La Intifada no es una enfermedad, es una reacción. Judíos y árabes se han llevado bien durante siglos. El único problema apareció con la creación de Israel y la ocupación de las tierras de los palestinos.


La Biblia nos llama a ser "un reino de sacerdotes y una nación santa", y las posesiones materiales no deberían ser más que medios para hacer reinar la justicia y el amor hacia todos los seres humanos. La Tierra Santa, como toda tierra, nos rechaza cuando pretendemos ejercer nuestra dominación.

Valga esto también para recordar una vez más que judíos, judaísmo y sionismo son cosas que no tienen por qué ir siempre unidas.

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